Entradas

Mostrando entradas de 2009

El viejo relojero

Imagen
Sentado en la mesa, bajo las luces tenues de las velas, trabaja sin descanso el viejo relojero. Monta y desmonta una y otra vez los mismos relojes desde hace más de veinte años, después les da cuerda a cada uno, y suspira aliviado al ver que ya acabado con su trabajo. Un trabajo rutinario y perfecto. Encima del escritorio, antes, siempre habían preciosas rosas rojas. Eran carnosas y emanaban un olor especial. Ella siempre las tallaba en el momento más álgido de sus vidas, y se las ponía en un amplío jarrón de cristal. Desde que esta solo, encima de la mesa solo hay tuercas, tornillos, cristales y diminutas piezas metálicas. Siempre que estaba con ella, era como si estuviera soñando despierto. Tenía tantos sueños cuando era joven, tantos sueños atormentados y perdidos, tantos sueños que deseaban cumplir juntos. Contempla sus manos frías, llenas de arrugas y heridas. El silencio inunda la sala. Desliza lentamente sus dedos sobre la palma de su mano. Recorriendo los profundos cami

Anomalías

Imagen
Sobre la larga alfombra de colores vivos se despierta, entumecido. No lleva ropa alguna. Siente el tacto áspero de la tela que cubre el suelo, en su nuca. Un pinzamiento en el pecho encoge su corazón. Suelta un gemido ahogado, en el que su voz se escapa. Le duele la cabeza, como si le hubieran golpeado fuertemente con algo. Intenta mover un brazo, para tocarse la cabeza, de la cual emana gran cantidad de sangre, pero no puede. Siente que le va a estallar la cabeza de la presión que siente. No puede mover un solo músculo de su cuerpo. Esta completamente paralizado. Se forma un charco de sangre alrededor de su cabeza, que va circulando lentamente, dibujando su silueta en la alfombra. Comienza a ponerse nervioso. Se agita. Intenta gritar, pero tampoco puedo. Su voz se ha apagado, sus fuerzas le han abandonado. Arde en la desesperación. El pulso se le acelera. Comienza a bombearle la sangre de todo el cuerpo quemándole las entrañas. Retumba su pulso, como un sonoro despertador. L

Mi desesperación en una hoja en blanco

Imagen
Solo deseo volver a sentir la libertad. Sentir que tengo el poder en mis manos. Coger fuertemente esta arma y poder disparar. Tomar la decisión y no derramar ninguna lágrima más. Ser fuerte de una vez por todas y que la función pueda comenzar. ¡PUM! Allá va. --------------------------------------------------------------------------------- ¡Quiero poder volver a sentirte cerca! Mi mente confusa, tropieza. Laberintos de serpientes recorren mis entrañas. El violín se ha helado y nuestros cuerpos se han fundido en la naturaleza muerta. Antes de verte muerta, ¡muero yo desesperado! Golpea su pecho furioso. Enloquecido arranca sus cabellos, y ella en el suelo muerta. Preciosa. Llena de magulladuras, producidas por sus inocentes besos. Desea poder volver a yacer con ella, hasta morir. ¡Vuelve a mi lado reina! No me hagas gritar - suplica enojado. Una venda invisible censura sus gritos. Corre por los pasillos sin ninguna salida. Y ella se aleja. Cada vez más lejos. So

El brujo, el monje y el caballero

Imagen
¿Quieres otra taza de té Gabriela? – dijo acercándole de nuevo la tetera humeante, a su taza de delicado mármol blanco, con pequeñas lilas dibujadas alrededor del asa – Sí, por favor – afirmo esta amablemente – Y también cogeré unas cuantas pastas más. No puedo evitarlo, están deliciosas Marie – dijo mientras cogía, con timidez, varias pastas, con sus dedos rechonchos – Bueno, dime… ¿que es eso que no podías esperar a contarme hasta el sábado? Estoy impaciente por saber cual es esa noticia que no te deja dormir. Marie, ¿a que esperas? – dijo con una amplia sonrisa – Tranquila Gabriela, todo a su debido tiempo. Ahora disfrutemos del té, y cuando acabemos damos un paseo y te lo cuento todo – dijo mientras sorbía el té – Antes con tantas prisas y ahora no. Tu lo que quieres es que me ahogue tragando rápidamente las pastas, ¿eh? – dijo mientras se abanicaba sofocadamente, agitando rápidamente los brazos. Sus mejillas se colorearon. Su rostro parecía un hermoso campo de amapolas, envuelto e

La tristeza griega

Imagen
El teatro estaba a rebosar. Los espectadores iban entrando a la gran sala, ocupando sus cómodos asientos, de espuma rojos, y poniéndose las máscaras, que eran obligatorias para el espectáculo. Máscaras y antifaces más simples, de materiales plásticos, lisas, de un solo color, y más complejas, lujosas y de todos los estilos. Con brillos, purpurinas, plumas, adhesivos, piedras preciosas, de cuero, arcilla, con gravados, telas, colores llamativos, etc. Gustave saco de su mochila el folleto explicativo de la obra, y mientras tomaba asiento, se puso sus gafas metálicas, azules cobalto, sobre su antifaz blanco, en el que había dibujadas diminutas lágrimas ensangrentadas, y en la frente una cruz negra, que parecía haber sido echa con carbón. En la portada del folleto, estaba la imagen de una máscara de cristal en pedazos, sobre la que ponía el título de la obra. Curioso, de nuevo, hojeo el contenido del folleto, más afondo. Leyó “La Tristeza Griega, una obra del jovencísimo Altaír Zorbas.

Palabras en el cristal

Imagen
Música. Presentaciones. Alcohol. Cigarrillos. Sonrisas. Diversión. Bailes. Juegos. Palabras. Risas. Más copas. Besos. Carcajadas. Sexo. Explosión de sentidos. A la mañana siguiente Wyatt se despertó al lado de un impresionante ángel desnudo, de cabellos ondulados y rubios. No pudo controlar el impulso de oler su pelo, que desprendía un aroma dulce y embriagador, como el vino. Bethany respiraba sosegadamente. Su rostro estaba lleno de diminutas gotas de sudor, que le recordaba al rocío, que cubre todo, en las noches húmedas. Wyatt acario, con la yema de sus dedos, su abdomen, liso y terso, y ella se estremeció, poniéndose toda su piel de gallina, y soltando un pequeño gemido. Este, con una amplía sonrisa, se fue al baño, a darse una ducha refrescante. Bethany llevaba despierta un rato. Estaba esperando a que Wyatt se fuera de la habitación en algún momento, para irse, sin darle ninguna explicación. Tan solo había sido un polvo de una noche, no buscaba un compromiso de ningún tipo

La mano derecha de la luz

Imagen
Te presento a Jaime. Rocío. Carmen. Vanessa. Patrizzia – esta es alemana susurra – Roberto. Juan. Estos no se como se llaman, pero si están aquí serán buenos tíos, ¿verdad?. Si, si, responden estos mientras se atizan un par de rayas más. Y por último, David. Él es el jefe. Es como una luz cegadora. Una luz blanca y enorme – dice halagando a su compañero – Lo tiene TODO y lo es TODO aquí, pues es el encargado de ponerse en contacto con los grandes, acuerda los precios, esta en contacto con los proveedores y tiene a su cargo más de un centenar de camellos. Importamos las drogas más puras a la gente de clase más alta y selecta, no nos dedicamos al comercio de lo bueno con simples yonkis de barrio, que están tirados todo el día en la puta calle. Aunque por aquí deambulan un par de ellos. El oficial apretón de manos a los tíos y dos besos a las tías. Me ciño a sonreír, adoptar una actitud sería, dura y respetable y a escuchar lo que me dice Joan, que es el que me ha introducido en este mu

El último beso de Eva

Imagen
Comienza la guerra. La guerra más atroz y sanguinaria jamás vista hasta el momento – grita enérgico, animando a su ejército – Luchamos por nuestro rey, por nuestras tierras, por nuestro pueblo, por nuestras mujeres e hijos. Sabed que todos nos recordaran como verdaderos héroes, por nuestra astucia, valentía y honor. Somos el ejército más poderoso de Escandinavia y no abra derrota por nuestra parte, por que jamás nos detendremos ante el enemigo. ¡Que los dioses nos bendigan en este gélido día! – dice con el puño erguido, con la intención de que sus dedos rocen el cielo.- Camaradas, ¡el Valhalla no nos espera esta noche!. Esta noche, saborearemos la grandiosa victoria. Todos rugieron con fuerza. Levantando sus escudos y sus espadas. De nuevo el general se dirigió a su pelotón - ¡Thor emplea tu martillo sobre estos bastardos! ¡Odín danos fuerza para ganar esta batalla! Que caiga un rayo, desde el mismísimo cielo, para quemar estas endemoniadas tinieblas. ¡Luchemos! Se acercan. Ya

Strawberry. Dulce Strawberry.

Es de noche. El ambiente esta cargado. El humo repta, como una serpiente, por todo el local, apenas me deja respirar. Me meto dos chupitos de golpe, y el problema desaparece. Ella. Me deja sin palabras. Baila hipnótica sobre la mesa. Me dicen que se llama Ann, pero que todos la llaman Strawberry. Strawberry. Dulce Strawberry.  Danza como una ménade en pleno éxtasis. Todos fijan sus ojos rojos sobre su sexy cuerpo, que va estremeciéndose sobre su propio eje. Sus cabellos color centeno se mueven con furia, al son de Nightclubbing de Iggy Pop. Sus piernas firmes, comienzan a temblar, dejando a los espectadores exhaustos. Puedo ver, como más de un camionero barrigudo esta a punto de correrse, y enfrían sus cerdos impulsos con cerveza helada. No puedo dejar de contemplar su liso abdomen, sus pequeños pechos, que se trasparentan a través de su sudada camiseta de lycra blanca, sus interminables piernas, sus carnosos labios y sus ojos cálidos, que te invitan al mismísimo Edén.