Rubí

Helena sentía como sus ojos se le clavaban en la nuca, desgarrando sus entrañas. Una mirada fría y taciturna. Incluso podía sentir su respiración, cada vez más cercana. Tenía unos ojos verdes, como enormes jades, totalmente cristalinos, y eso, a Helena, le había enamorado de ella. Helena se giró lentamente, con pavor de cruzar las miradas ni en un único instante. Allí estaba, sin mover un solo centímetro de su pequeño cuerpo, con la mirada hundida sobre su rostro, penetrando dulcemente su alma. Un notable escalofrío recorrió el cuerpo de Helena, y veloz, salió del cuarto donde estaba ella. Helena corrió por el pasillo y se encerró en el baño, ese recorrido se le hizo eterno, y sintió las ligeras pisadas, de su acosadora, sobre su sombra.

Nunca se hubiera imaginado, que esa delicada gatita, que le había regalado Alberto, le pudiera asustar tantísimo. Y no es que tuviera miedo de los felinos, no, era ese tremendo parecido a su difunta madre lo que le aterraba de verdad, no solo por la actitud dura y siniestra, atípico en un cachorro que tendría que tener una carácter más jovial, eran esos ojos. Reconocía la mirada firme, posesiva, enferma y, sobretodo, vieja, de su madre, en ese cachorrito lindo y escurridizo. Helena había llegado a una conclusión, y és que estaba segura de que su madre se había reencarnado en esa gata manchada.

Antes de continuar con la historia es mejor que sepas algunas cosas de Helena. Helena es una chica común, como otra cualquiera, trabajadora y responsable, y con una escasa vida social, a ello se debe, su carácter reservado, enigmático y desconfiado en aquellos que no conoce (pues con los que tiene confianza es puro amor y risas). Helena vivía con su madre, Rubí, hasta hace un mes, pues esta falleció, por su delicada salud física. Helena fue la única, de los cinco hermanos que componían la familia (todos varones), que se encargo de su madre durante todo ese tiempo, incluso, dos de ellos, Raúl y Fernando, no supieron de la enfermedad, que consumía lentamente a su madre, hasta el día del entierro, el cuál se celebro una mañana, en la que las calles de Madrid se llenaron de nieve, como siempre deseo Rubí para el día de su sepelio. Ella siempre fue la preferida de su madre, la niña de sus ojos, y por ello, le tuvo especial atención, tanta, que Helena, a medida que fue creciendo, se ahogaba en esa casa junto a su madre, y por ello, estuvo bastante distante con ella, en sus últimos días de vida.

Tras la muerte de su madre, Helena, la menor de todos los hermanos, se quedó sola en su casa, pues todos vivían sus vidas, desde hace bastantes años, alejados del seno materno, y su novio, Alberto, le regaló un diminuto minino blanco y negro, con orejas puntiagudas y largos bigotes, para que le hiciera compañía y estuviera algo más animada. Helena se enamoro de esa gata con locura, desde el primer momento que la sostuvo entre sus manos. "¡Oh! es tan pequeña y graciosa" le dijo a Alberto cuando este se la dio, con un lazo enorme rodeando su cuerpo, tan grande y pesado, que hacía que la gata se ladeara al caminar de una forma muy cómica. Helena bautizó a la gata con el nombre de su madre.

Alberto comenzó a pasar los días y las noches con Helena. Ella comenzó a sonreír de nuevo con absoluta vitalidad, una alegría que hacía mucho que no sentía. Irradiaba positivismo, estaba hermosísima. Se sentía al fin libre, aunque le pesaba en la conciencia, como vil remordimiento, esa sensación de autonomía, pero al fin era independiente, y no tenía la carga, que había sido su madre en todo ese tiempo para ella.

Las semanas pasaron de lo más ligeras y Helena no dejaba de reír. Pero un día, comenzó a observar en Rubí, un comportamiento extraño, tanto, que le comenzó a asustar. Primero comenzó a ponerse agresiva con Alberto, cada vez que este intentaba besar a Helena o cuando dormían juntos, la gata, se lanzaba a él de un salto y comenzaba a clavarle las uñas por todas partes, y luego se acurrucaba sobre Helena, con firme autoridad, y remarcaba que ella era suya. Al principio se lo tomaron con gracia, hasta que esta hirió gravemente a Alberto. En urgencias no podían creerse, que un gato de apenas seis meses, pudiera haber echo algo así. Helena comenzó a notar como le miraba a todas horas, incluso llego a pensar que esa gata no dormía. Le llevaron al veterinario, pero la dichosa gata estaba perfectamente. No comprendían que le pasaba, hasta que Helena, un día, reconoció la mirada de su madre en los ojos de su mascota. No podía creérselo, y lo pensó muchas veces, pero solo se le ocurría que su madre se hubiera reencarnado en ella, para seguir controlando su vida como antes. Alberto y Helena comenzaron a discutir a todas horas, y este creía que Helena se estaba volviendo loca y comenzaba a tener alucinaciones. Alberto le dijo que tenían que estar un tiempo el uno sin el otro, y que ella tenía que centrarse. Helena se deprimió aún más, y dejo de ir al trabajo.

Y aquí nos lleva al punto de partida. Helena y Alberto no están juntos, a Helena le han despedido, y se ha quedado sola en casa, con Rubí, muerta de miedo.

Helena respiraba profundamente en el baño. No sabía que más hacer. Si esa gata era su madre, ¿por que se comportaba de esa forma con ella?. Había conseguido dejarla sola, ¿a caso es lo que buscaba?, ¿estar solas de nuevo las dos?.

Grita nerviosa en el baño, se levanta con ímpetu y abre la puerta. Ahí está Rubí, con la mirada fija en Helena de nuevo. Esta no puede más, coge a la gata en brazos, sale de casa, y la deja en la calle, tirada, como una bolsa de basura. Helena sube a su casa, nerviosa, y aún más alterada se asoma por la ventana. Rubí camina hasta la carretera, poniéndose en medio, y alza la mirada hasta la ventana de Helena. A Helena se le escapa un chillido agudo, la situación es espeluznante. El semáforo se pone en rojo, los coches comienzan a circular. Pasa un coche, acelerado, sobre Rubí. Helena no puede ver nada. Otro grito, pero esta vez de pánico, surge de la garganta de Helena.

Corre por las escaleras de su piso, como si tuviera alas, está descompuesta, echa un mar de lágrimas, se precipita a un abismo, para salvar a su gata, brama a todo pulmón "madre, no me dejes otra vez", cuando abre la puerta del portal. Y allí esta Rubí, intacta, en medio de la carretera, con su mirada fustigadora, sobre la indecisa Helena. Se apresura para cogerla y llevarla a casa, cuando pasa otro automóvil, que esta vez, se lleva a Helena por delante. Cae de un solo golpe, furioso, seco, al suelo, y un inminente charco de sangre, que brota de su cabeza, rodea su cuerpo, dibujando su silueta en el asfalto.

El conductor grita "se ha tirado sobre mi", ha aparecido de la nada", "no he tenido tiempo para esquivarla" desesperado. La gente, morbosa, forma un círculo sobre el cadáver de Helena, comienzan a llamar a la policía y a urgencias. El conductor se lleva las manos a la cabeza y llora. Rubí lame a Helena, limpiando su sangre aún caliente. Se acurruca encima de ella y se duerme. Ronronea plácidamente.

Comentarios

  1. Hola, ¿como te va todo?
    Otra historia alucinante e intrigante. La verdad es que tienes un don para mantener al lector cautivado hasta el final, ¿como lo haces? jeje

    Pues mis únicos planes para este puente es estudiar y acabar un trabajo. Por desgracia no puedo salir de Valencia porq no tengo dinero para hacer nada emocionante... imáginate como es la cosa, q mi única salida "emocionante" de este puente es ir a la Albufera con mi novio para sacar fotos y recoger información para el trabajo que me queda... pero bueno, nos lo tomaremos con diversión e iremos a pasear en barca y conocerlo, q yo nunca he estado allí.

    ¿Entonces tú no te has podido ir a ningún sitio este puente?

    Ya me queda menos para empezar las practicas en febrero, la verdad es que nerviosa por ahora no estoy, en estos momentos tengo ganas de empezar aunq tengo miedo de ser una inepta xD.... pero el 14 de febrero si me preguntas si estoy nerviosa seguro q si xq será mi primer día.

    Bueno a ver si almenos aprovecho este puente para subir algo nuevo q ya me está rondando un tema por la mente, solo falta plasmarlo en palabras.

    Pasatelo bien, y no te canses mucho en el trabajo!! piensa q almenos tienes la suerte de conseguir dinerito extra, jeje.
    Un besote.

    ResponderEliminar
  2. Una histora de terror :D
    Me ha gustado mucho, es una historia que te mantiene en tensión, que pena que Helena muera al final. Menos mal que la gata no :D

    Te quierooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

    ResponderEliminar
  3. bueno ya me toca jejeje
    buena historia con ese toque paranormal de la reeencarnacion ,ha sido muy interesante
    y que diablos le hizo la gata al novio para que lo tuvieran q llevar al hospital?? jejeje q fiera jeje
    esta historia me a recordado a algo q me paso con mi perro, no le duro muxo tiempo pero de verdad llego a asustarme jejeje aunq eso ya te lo contare en otro momento
    bueno te a kedado guay la historia
    como se te ocurrio??
    bueno ya la comentaremos
    hasta la proxima

    ResponderEliminar
  4. Hola, ¿como va el puente y el curro?

    Pues precisamente voy a la Albufera para sacar fotos y buscar información sobre la degradación del ecosistema por culpa de la actividad humana para un trabajo de "politica medioambienta y empresa" (es una optativa q me da muxa faena)... ¿fuiste a una conferencia sobre eso? jajaja vaya pues me servirias de mucha ayuda para el trabajo ¿seria muxo pedir, si te pido ayuda? :-)

    Bueno no te canses muxo en el trabajo y disfruta tu dia libre! un beso

    ResponderEliminar
  5. Hola, ¿como vas?
    Por lo que me has dicho bastante atareada jeje yo voy igual que tú, he empezado a estudiarme las asignaturas además de tener pendiente un trabajo, pero bueno...mi ánimo a continuar es el deseo de acabar la carrera este año.

    Al final no podimos ir a la Albufera por varias razones, sobre todo porque estaba lloviendo a mares y mi novio se levantó vomitando. Así que espero ir este fin de semana y que el tiempo no me lo esrope porque sino tendré que ir si o si.

    Gracias por la información, te lo agradezco, no te imaginas cuanto!! La verdad es que voy muy apurada con este trabajo porque el último día para entregarlo está a la vuelta de la esquina y toda información que pueda recopilar sin perder mucho tiempo me es de muchísima ultilidad.

    Bueno, para despedirme cuentame ¿que tal el puente? ¿y como se te plantea fin de año?

    Un beso muy grande!

    ResponderEliminar
  6. Hola!
    Para fin de año, por ahora estoy como tú, planeando cosillas con los amigos, pero no tengo la misma suerte que tú ya que me toca quedarme en valencia jeje pero bueno, seguramente iremos a algún chalet o algo por el estilo.

    Bueno pues aver si el tiempo se pone por una vez de mi parte...

    Pues yo me voy ahora a hacer una exposición jaja no se porque siempre me pongo de los nervios cuando tengo que hablar delante de mucha gente pero bueno... solo tengo ganas de que pase la tarde corriendo y me libre de este suplicio xD

    Un beso muy grande, esperaré ansiosa tu próxima publicación, ten por seguro que seré la primera en leerlo y en comentartelo :D
    Adeu!

    ResponderEliminar
  7. esther por fin utilizo el blog de nuevo y he podido leer una de tus historias, hacia mucho que no las leia y la verdad esque en parte las echaba de menos.
    que sepas que si has cambiado algo en tus historias es que cada vez son mejores, mas cautivadores e intrigantes. de momento esta es una de mis preferidas, aunque no puedo opinar hasta que las lea todas.
    sigue escribiendo asi
    besos

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

¿Qué hace un bolchevique cuando se zambulle en el Mar Rojo?

Ensoñación (anti)capitalista

Chicago en llamas