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Mostrando entradas de marzo, 2011

Hoja de otoño

- Siempre usaba hojas secas para hacer sus cigarrillos. Mi abuelo, Ernesto Corona, se ponía las botas en los jardines y parques, cogiendo hojas del suelo y mezclándolas con su tabaco. Se llenaba los bolsillos de su gabardina, hasta no poder más, además de todas las bolsas de tela, tejidas por mi mañosa abuela, también hasta los topes. Se hacía unos fabulosos pitillos con un aroma evocador al otoño. ¡Deliciosos!. En su casa había sustituido la antigua sala de revelado de fotos para instalar una de secado de hojas. Antes amaba hacer fotos a los árboles y, después, pasó a dedicarse a desnudarlos con delicadeza, para después fumárselos con su oscura pipa de roble. Incluso había comenzado ha hacerse su propio papel de fumar. ¡Todo un genio fue este hombre!. Mi abuela Isabella murió hace cinco años y fue desde entonces cuando mi abuelo dejó su auténtica pasión, la fotografía, pues su musa querida yacía bajo tierra, abonando las tierras sin vida del cementerio y otorgándole a las plantas su

Día rojo

Escena 1. Batalla campal: - ¡Mataré a todo tú ejército Pangash, y mis dragones devoraran sus cuerpos enfermos! - grita colérico Adán. - ¡No, si yo puedo evitarlo! - exclama Lady Magnabalarada - Encojo tú corazón con mi hechizo traicionero, y lo dejo como una pasa pocha, te quedas sin aliento, apagándote estas, poco a poco, tú miserable vida se desvanece ante mis ojos de fuego y, mis manos juguetonas, aniquilan a todos los vuestros jajaja- ríe maléfica. - Lady Magnabalarada, ¡gracias a Itrosh que vos estáis aquí!. Ha salvado a mi ejército de una muerte injusta y atroz, como muestra de agradecimiento, por su servicial acto de honor y valentía, sembraré en su fértil vientre, mi semilla, a la que todas llaman la semilla del placer - dice gustoso Pangash. Escena 2. Grandes estrellas: - Míralos Cloe - dice Anna sirviendo más café, a un rubio de ojos miel y carita dulce - Cada uno de ellos más patético que el otro. No se cual es peor de todos, ¿si la rubia esa con la cara amorfa o e

2052

Mark Trosby es un auténtico fracasado, un patán y un borracho. Perdió su empleo como dentista, hace un par de meses, por acosar a varias de sus pacientes. Todas ellas lo demandaron, excepto Leah, que se dejaba acosar gustosamente. Leah lo defendió tanto en el juicio que no lo condenaron a prisión, en su lugar, tuvo que pagar una indemnización por daños y prejuicios a cada una de sus pacientes que habían sufrido sus actos, la cual le llevo a una verdadera bancarrota. A Leah le daba tanto morbo ser toqueteada por Mark, observarlo tan profesional, con su bata blanca y su mascarilla, mientras le introducía toda serie de aparatitos metálicos, fríos y duros, de forma fálica, en su lujuriosa boca. Mark solo se acostó con Leah, nunca con otra de sus anheladas pacientes. Desde que este se ha quedado sin trabajo, vive gracias al subsidio del paro, el cual se gasta, básicamente, en alcohol y dentríficos, los cuales usa como lubricantes a la hora de masturbarse. Coloca la pasta de dientes en mol