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Mostrando entradas de febrero, 2012

Monógamo

- Puto mariconazo de mierda - le escupo a la cara mientras me succiona toda la lefa que gotea de mi polla. El chapero esta de cuclillas, hundiendo su cabeza en mi pubis. Yo le sostengo la chola, ahogándolo con mi polla aún tiesa. Tengo para otro asalto más. Me siento lleno de energía y aún estoy rellenando el depósito de nuevo. Quiero rociarlo. Esta vez lo tumbo en el asiento trasero del coche, tengo que follármelo como es debido. Le bajo los pantalones y los gallumbos cagados que me lleva y le abro su estrecho ojete de sarasa con mi verga. Le arreo unas cuantas sacudidas de lo más violentas - ¡Te gusta esto cacho cabrón!. Si te gusta, ¡eh!, ¡eh!, ¡eh!- le digo a gritos. Le agarro de su coleta de hippie mierdoso, obligándole a arquear la espalda y remato la faena. Me corro a mares. Maldito puto, sabe que me vuelve loco. Me quito de encima suyo y este empieza a vestirse con rapidez. En este juego, él me tiene respeto y miedo. Es una mezcla picante y a la vez espantosa. Se coloca los cal

Misterio al amanecer

- No te das cuenta que solo quiero que hablemos. - Y lo hacemos, claro que lo hacemos - eso es lo que siempre me dice, luego sienta su culo en el sofá, se abre una lata de cerveza y un paquete de papas o lo que haya en la despensa en ese momento de gula irrefrenable: latas de sardinas, botes de aceitunas, gusanitos, cacahuetes, nachos, navajas, berberechos, etc. Hablar no sabe, pero comer no para, y se pone la bazofia esa de Misterio al amanecer, una serie lo más aburrida, de policías. Fue un boom a principios de los noventa, rollo Colombo, pero con peores actores incluso. Y después espera a que yo le haga la cena, como la criada que soy para él. Ese es el papel que me ha tocado jugar en esta representación de dos. Antes las cosas no eran así. Nos casamos muy críos, éramos dos enanos sin experiencia en la vida, y menos aún en convivir con otro. Pero no nos importaba, estábamos enamorados, o eso pensábamos. Yo asumí el rol de esposa-madre-amante desde un primer momento y él, el

California Dreaming: Enana astuta muy morbosa

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- Pues estaba en ese local de viejos chochos con un gin tonic en la mano, cuando un tipo de lo más desagradable va y me pone la mano en el culo y se me queda mirando con una cara de alelado-capullo, tan sobrado, misógino e insoportable, que no hizo más que joder las cosas. Si mi noche era gris, ahora se había vuelto negra, con putos destellos rojos y violetas. Creo que hasta oí un crack en mi cabeza, que rompió mi calma y compostura por completo. Vale, iba hasta las cejas de alcohol el guarro ese, pero yo también, y no me iba agarrando a cada polla que veía en plan desesperada, mientras él era un simple cuarentón baja-bragas - le doy un largo trago al café y me lo acabo. Ya estaba frió. Asqueroso. - ¿Y que hiciste entonces? - me pregunta Delia apurando al máximo sus últimos minutos de la jornada con cotilleos frescos y jugosos. Como le gusta el material de primera. ¡Que perra que es!. - ¿Pues que quieres que hiciera?. Le partí la jeta con el vaso y salí pitando de la discotec