Big Ben (2ª parte y final)
- Empecé a
encontrarme como el culo en la fiesta esa. Hugo es una mierda de dj, buen tío y
todo lo que quieras, es de fiar, pero la música no es lo suyo. Un tío que no
siente la música no puede dedicarse a ello. Si no la vives es puro
fanfarronerismo. Pufff... y encima se notaba mogollón, porque lo hacía con una
desgana impresionante, pero como es obvio mis amigos no se enteraban de nada,
ya que iban totalmente pasados. A mi la música me mola. Me pone. Es totalmente
mi rollo y por eso no bebo ni gota cuando voy a escuchar algo bueno. Ese día
hubiera preferido estar cargado hasta las cejas de whisky. Me hubiera metido de
todo en el cuerpo. Pero no lo hice, porque me encontraba fatal. Me debió
de sentar mal la pizza esa o quizás eran los putos remordimientos aflorando por
lo tuyo tía - le digo a Megan agarrándole del brazo - La cosa es que me pase
veinte minutos en el cagadero tirando mis tripas por arriba y por abajo. Eso
parecía que no tenía fin. Me escabullí lo antes posible y me di el piro pa'
casa, ya no aguantaba más mierda de música absurda y sin sentido. Era casi
la una de la mañana cuando llegué a mi casucha. Mi madre roncaba como una cabra
montesa hacía rato y el viejo estaba en el sofá viendo porno, como casi todas
las noches. Con una mano me saludó y con la otra, dale que te pego, se la
sacudía como un jodido mono. Bah!, yo subí las escaleras y me metí en mi
cuarto, pero antes tuve que entrar en el baño una vez más, para vaciar del todo
el depósito y luego, a la jodida cama.
- Pues
vaya... yo estuve en The Cave, con Jonh y su pava. Estuvo de puta madre. Vino
un dj que no conocía, dj Rocamill o algo así. La música era flipante - me dice
terminando de barrer el salón. Tiene un piso de lo más lindo. Siempre ordenado
y con un olor tan fresco, todo lo contrario que mi kelly, pues
ningunos movemos un puto dedo por la limpieza de ese agujero negro. La vieja es
una perra.
Buahhh!
Esta preciosa con ese vestido deportivo. Se le marcan los pezones sobremanera.
Que buena que esta la tía. Joderrr, joderrr, joderrr. Es que está
tremenda.
- ¿Quieres
algo de priva? - me pregunta guardando la escoba. Le lamería esas piernas
largas que tiene hasta desgastar mi lengua.
- Estoy
bien así tía... emmm, pero gracias - cortesía pura y dura.
- Vale, yo
me voy a coger una cerveza - dice abriendo la nevera. Sale con una lata de
Super Bock en la mano y un paquete de pipas. Se sienta a mi lado en el sofá y
le pega un trago a la birra.
- ¿Sigues enfadada
conmigo? - le pregunto con sinceridad.
- No...
solo que eres un capullo a veces, un total y completo capullo - me dice
riéndose. Se me cae la baba cada vez que oigo esa risa. Abre el
paquete de pipas y comienza a devorarlas. Hablamos de un par de sandeces más y
me calmo un poco, tenía la puta entrepierna a reventar.
Se tumba en
el sofá, poniendo su cabeza sobre mis pantorrillas. Tengo una panorámica
perfecta de sus peras. Grandes y turgentes, como a mí me gustan. Lo que daría
yo por mamar de esas tetas. ¡Un huevo daría!. Sí, sí, un huevo. Se acomoda
sobre mis piernas y uno de los tirantes del vestido se le escurre hacía abajo,
quedando apoyado sobre su hombro. ¡Ahhh!, esto no hay quien lo aguante. Megan
se me queda frita encima de las piernas y yo hay, más empalmado que un burro,
con la intención de follarme a mi amiga por todos los orificios posibles
y también los imposibles, ¿porqué no?. No lo soporto más y meto mi mano dentro
de su vestido y le sobo una mama como un poseso. Ella abre los ojos de repente
y me aostia en toda la jeta con todas sus fuerzas. Noto sus cinco
dedos grabados en mi mejilla a fuego.
- Pero tío,
¿de que vas? - me dice sentándose y tapándose la teta, que la tenía fuera del
vestido.
- Lo siento
tía, no quería despertarte. Tenías una mosca y la iba a matar.
- Cabronazo
- me dice poniendo morritos y subiendo las piernas al sofá. Se queda abrazando
sus rodillas y mirándome con asco y también noto algo de pena, de compasión.
- En serio
Megan que no era mi intención cabrearte. Venga no te enfades nena - le digo
pasándole el brazo por el hombro. Ella recuesta su cabeza sobre mi pecho.
Ahora se le
cae el otro tirante, y la perspectiva es mejor que antes incluso. De nuevo me
abalanzo a la carga. Le agarro esos dos melones y los estrujo. La empujo contra
el respaldo del sofá y le abro las piernas. Deslizo mi mano por debajo de su
vestido y le acaricio el coño. La tía no lleva bragas. Megan me pega tal
coz que me tira al suelo y me revienta la nariz.
- ¡Hijo
puta!, no quiero volver a verte en mi puta vida. ¿Lo has pillado so' mierda? -
me dice gritándome como una energúmena colocándose el vestido bien.
A patadas
me echa del piso y me quedo moqueando y lloriqueando en su puerta. A veces no
me comprendo. Soy un cerdo. Para una titi que me aguanta y me quiere lo jodo
todo, siempre con mis memeces. ¿Pero que coño hacía sin bragas la chavala?. A
lo mejor es lo que estaba buscando, pero menos brusco. ¡No hay quien la
entienda!.
Me doy el
piro y me meto por las calles del distrito de Waltham Forest. Por ahí deambula
siempre buena mercancía. Tías guapas y elegantes, con clase. Las pastilleras me
hastían, las góticas me deprimen, las punks me asustan, las raperas me dan
grima y las snobs me encienden a toda mecha. Quiero una chica más grande que
yo, me gustan curvosas y con carne. Me excitan los michelines. Odio las
flacuchas, aunque Megan esta jodidamente buena y es bastante esquelética, pero
tiene buena dosis de carne donde toca. Piernas largas y tonificadas, melones
grandes, culo respingón y cara bonita. Me meto por los callejones donde te
ofrecen una paja por 5 libras
y una mamada por 15. No esta mal, prefiero algo de alegría en el cuerpo que
meterme alcohol depresor. Odio la priva cuando voy de bajón.
-
Hola guapo, ¿cómo estás papito? – me dice una guarrilla con la melena a lo Amy Winehouse,
solo que más cuidada. Tiene la dentadura hecha un cristo.
- Bien
titi, paseando y viendo bonitas mujeres.
- ¿Y te
gusta lo que ves? – me dice sacándose las peras del sujetador de leopardo que
lleva. Tiene un bonito tatuaje en el pezón, un tanto gore pero molón. Es un
águila que simula devorar su pezón y de él cae un hilillo de sangre. Eso debe
de doler. En la otra teta lleva un pendiente, de aro, dorado.
- ¡Pues
claro que sí! – le digo abalanzándome a esos dos senos carnosos.
- Primero
hablemos de las tarifas – me dice frenándome con fuerza. Parezco un bebé grande
que busca su fuente de alimento – 3
libras por un magreo, 5 la sacudida, 15 la mamada, 18 un
meneo y 30 en tu casa – me dice de carrerilla. Yo asiento a todo con frenesí -
Hago de todo menos fisting, ¿ok?.
- Me parece
perfecto. Quiero un meneo. ¿Dónde nos ponemos? – le digo sacando las 18 libras de la cazadora.
- Aquí
mismo grandullón – me dice agarrándome los huevos y estrujándomelos con
delicadeza.
Me empotra
contra la pared e introduce su lengua caliente en mí boca. Siento su pútrido
aliento, pero no me importa. Besa bien, besa realmente bien. Su lengua roza mi
campanilla. Desliza sus manos por mis vaqueros y me los baja rápidamente.
Agarra mi polla y comienza a mecer su mano por ella, de arriba abajo, bombeando
con fuerza. Las sacudidas son firmes y agradables. Yo le lamo las tetas y juego
con esa águila. Bajo las manos por su vientre y desciendo hasta su pubis.
- ¿Pero que
cojones es eso? – le digo apartándole de golpe y viendo una enorme verga
erecta.
- ¿Tú que
crees que es?. So’ memo – me responde.
- Vaya…
nunca había estado con un trans. Yo no se si quiero de eso. Ya sabes… ¡es que
tienes pene! – le digo exaltado.
- Polla y
tetas es una excelente combinación cielo. No puedes saber la demanda que
tenemos. Pero tú te lo pierdes muñequito – me dice subiéndose las bragas y
colocándose bien el vestido rojo.
- Emmm…
bueno, no se. Quizás por probar… pero solo un poco, ya sabes, la punta y ya
esta.
- Sabía que
dirías eso chaval – me dice girándome y enfundándose un preservativo en la
polla – Anda, te la voy a meter con mucho cariño – me mete primero un par de
dedos y escupe sobre mi ano. Extiende su saliva por mi ojete y coloca la polla
en la entrada. Un par de intentos fallidos y de repente, me la mete de golpe.
Noto una convulsión que me acelera todo el cuerpo. Empieza a follarme el ano
sin piedad.
- ¡Buahhh
esto es la ostia! – grito placenteramente mientras me corro contra la fachada
de ladrillos naranjas. Ahora hay una nueva categoría de pava en mi lista
sexual. Las trans de tetas estrafalarias y pollas regordetas.
Creo que tendré que leerme la primera parte porque no me acuerdo muy bien de este personaje aunque esta entrada ha estado bien, sexo y más sexo, como de costumbre jeje.
ResponderEliminarSeguimos.
ResponderEliminarA ver que te puedo decir de este, yo tampoco me acordaba de la primera parte ¬¬ pero bueno, la trama de esta parte no es muy complicada, es como el guion de una pelicula porno jejeje pero me ha gustado el detalle de hacer que la prostituta fuera un trans, es algo nuevo, y que el tio lo acepte tan facilmente jejeje