Entradas

Mostrando entradas de diciembre, 2013

El último día de un condenado a muerte

-           ¿Quién te crees que soy? ¡Mírame cuando te hablo! - le grité enfadado. -           No existes. ¡Déjame en paz! - me dijo entre sollozos. Y así es como empezó. Negando mi existencia. ¿Por qué? ¿Acaso no soy su amigo? Es triste ver como alguien intenta olvidarte. Borrarte con todas sus fuerzas de su memoria, aniquilar sus recuerdos. Odio creer que este es el día. Este es mi último día. Estoy condenado. Condenado a desaparecer, condenado a morir. Y detesto no saber por qué se quieren deshacer de mí con tanto ímpetu, como el mar se traga una fina gota de lluvia. -           Jason, ¿con quién hablas? - le grita Eleonora, con su típica voz chillona, desde la cocina. La casa está llena de un aroma a pasteles y galletas. Todo muy dulce. Todo menos ella. -           Con nadie mamá... con nadie - dice el pobre Jason. Intenta que su voz sea fuerte y dura, una voz anormal para un niño de siete años. -           Pensaba que hablabas de nuevo con

Nube de algodón

Cuando estoy en la pelea no pienso, actúo. Un brazo prosigue al otro, con ritmo, fuerza, pasión. Mis piernas se mueven, dando pequeños brincos, confundiendo al adversario. Golpeo tajante, notando como mis puños rompen la atmósfera de caos que nos rodea. Los gritos del público callejero, los abucheos, la euforia de ver correr la sangre. Violencia, golpe tras golpe. Aquí solo existe una regla: nada de armas, solo, cuerpo contra cuerpo. Pero esta vez es distinto. Pienso, y eso no me viene nada bien en la pelea. Me siento inestable, alterado, incluso yo diría que perdido. Me he hecho un tirito de una espesa coca que parecía una nube de algodón, como un algodón de azúcar de esos que me zampaba en la feria con mi madre cuando era pequeño. Días como esos me rompen el corazón. Echo tanto de menos a mi vieja. Esa mujer bajita de ojos fuertes que siempre me animaba con todo lo que me proponía, y yo ni caso. ¡Que te den baca burra! le soltaba… dando un portazo echo una furia. ¿Y porqué? Ni yo