Chicago en llamas
Si sales por esa puerta acabaré contigo – dice cogiéndole de un brazo con rabia y amargura.
No te tengo miedo.
Estoy harta de tus amenazas – se suelta de su agarre con destreza.
Por favor, no me
hagas esto – se lanza a sus pies. Rodea su cintura con sus brazos y esconde su
cara en su bajo vientre.
Suéltame. No
quiero estar contigo. No quiero seguir viviendo así. ¡Me haces daño! ¡Para!
Es que nunca aprenderás.
Eres mía. ¡Tú me quieres! – le grita mirándole a los ojos.
¿Y tú me quieres
a mí? – pregunta ella afligida.
Pues claro – dice
él, como si fuera totalmente evidente.
Pues yo ya no te
quiero. No puedo quererte más.
Venga, siéntate y
hablemos – dice mientras se levanta. La empuja hasta el sofá, golpea su maleta
con el pie y la mira - ¿A dónde vas a ir? No tienes ningún sitio en esta
ciudad. No tienes a nadie. Solo me tienes a mí – sus duras palabras le atizan.
Preferiría vivir
bajo el puente más cochambroso de Chicago que seguir a tu lado un segundo más.
¿Cómo puedes
hablarme así? – dice él gritando. Su mano se alza hacía ella, demostrándole
quien tiene la fuerza.
¿Y cómo puedes
tratarme así?
Windy, no sé qué
te ocurre hoy – dice él molesto.
Que no puedo más Sadoc
– rompe a llorar.
Esa es tú
solución. Siempre llorando. ¿Pero qué te he hecho?
¿Qué me has
hecho? – grita molesta. Se quita la camiseta, dejando al descubierto un torso
lleno de magulladuras, heridas causadas por él, por ese “amor” que él cree sentir,
por ese “amor” que reparte a guantazos, patadas, codazos...
Cariño, no lo voy
a volver a hacer... ¡Es que me cabreaste! – dice justificándose.
Sí, sí que lo
volverás a hacer. Si no te llega a frenar el otro día Elvio me hubieras matado.
¡Pero qué dices!
Yo jamás te haría daño. Y Elvio debería de meterse en sus asuntos. ¡Marica de
mierda!
Sadoc, me marcho –
dice levantándose.
¡Te mato si me
dejas!
¿Cómo quieres que
este contigo? Lo único que haces es insultarme, golpearme, amenazarme… te he
soportado durante años, deje mi país por ti, aborte al hijo que siempre había
querido tener por ti, porque no estabas preparado para ser padre… nunca me
tienes respeto. Nunca me agradeces nada. Dices que no vas a hacerme daño y me
pegas, me anulas… y luego vienes a curarme las heridas, a prometerme que no volverá
a pasar… y me engañas y me lo creo. Pero ya es suficiente.
Windy, yo te
quiero. Me conoces. Tengo un carácter temperamental – dice cogiéndola de nuevo –
pero jamás te haría daño.
Sadoc, suéltame.
Windy, no me abandones.
No puedo vivir sin ti – dice agarrándola con fuerza, como un pulpo. La soba de
arriba abajo, la intenta besar. Ella aparta su cara. Él la golpea. La empuja
contra la mesa. Las velas que decoran el cuarto caen y las cortinas se prenden
rápidas. La sala se llena de humo y ambos forcejean por toda la habitación.
Windy consigue soltarse de esas garras que la oprimen y lo empuja contra el
fuego. Sadoc grita bajo las llamas, retorciéndose como el bicho que es, y Windy
huye, corriendo a través de la ciudad que le ha quemado el alma.
Al igual que en la historia Transnofobia, relatas una historia muy comun, por desgracia, me gusta que la mujer decida salir de esa casa, aunque tirarlo al fuego me parece algo excesivo jajaja
ResponderEliminarAdemas has elegido unos nombres muy raros jaja
"Sadoc es uno de los nombres hebreos con una sonoridad más agradable, quiere decir "el justo", "el inocente". Es el hombre puro, blanco, en el que se puede depositar la confianza. Sadoc es un personaje bíblico; el sumo sacerdote hebreo que ungió a Salomón como rey, por orden de David" Yo le di la vuelta... y me gustó la similaridad entre Sadoc y Sádico.
Eliminar"Chicago, conocida coloquialmente como «Second City» («la segunda ciudad») o «Windy City» («la ciudad del viento»)" por eso el personaje femenino se llama Windy...
Nombres con relación a la historia :)
Wow!! pues si que te lo has currado con los nombres!!
EliminarMuy interesante!!
;)