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Mostrando entradas de octubre, 2014

Magia

El mago estaba hundido en una terrible depresión. Nunca, nunca recibía ningún aplauso tras sus representaciones. Ningún espectáculo tuvo su merecida ovación. Él no podía llegar a entenderlo. La gente le admiraba, le adoraban, incluso algunos lo comparaban con Dios. Entonces ¿por qué? ¿Por qué no bañaban sus oídos con el sonido de sus palmas? Eso debía de acabar. El mago tenía un último truco preparado. Iba a desaparecer. Pero no esa vieja patraña de esconderse y luego volver a mostrarse. No. Él iba a desvanecerse de verdad. Y así fue, delante de los ojos inquietos de millares de espectadores el mago se esfumó. Volatilizándose en cientos de partículas que danzaron en el aire durante minutos. El público enloqueció, y aplaudieron como nunca lo habían hecho. Aclamaron por su regreso, festejaron el truco jamás visto, elogiaron al gran mago… pero este jamás volvió. No apareció frente a ellos, que incrédulos, marcharon de la sala sonrientes, alabándolo, palmoteando sin césar. 

Las amapolas también lloran

Antes lo único que hacíamos era recoger setas: de chopo, de cardo, patas de perdiz, rebollones, etc. A veces íbamos a la noguera del tío Paco, y nos llevábamos quilos y más quilos de nueces. Las niñas eran muy felices, solo hacían que reír, correr, jugar y vivir. Competían a ver quienes conseguían más cantidad de setas. Locas iban entre los pinos, rebuscando en la tierra y arrancando los frutos de la lluvia. Luego llegaron las riñas, las barallas y las peleas. Después de años de tranquilidad, de canastos repletos de boletus y bolsas de vid, los hematomas cubrieron mi piel y llegó el pavor de convertirme en abono para los campos de amapolas que rodeaban nuestra casa. Las lágrimas de mi vida alimentaron esos terrenos yermos, de donde nacieron las flores más tristes y brillantes de todo el pueblo. - ¿Recuerdas cuando jugábamos por estas pinadas? – dice con una sonrisa melancólica. Un sinfín de recuerdos se abalanzan sobre ella. - Claro, como olvidarlo. Pasamos parte de nuestra ju

Sombras

La oscuridad se ciñe tras mis pasos. Me persigue, en forma de manto negro, trayendo consigo todas mis pesadillas, mis miedos y mis desesperaciones. Me golpean los monstruos de la locura y yo me quedo inmóvil, buscando de entre las sombras un atisbo de luz que calme mi conciencia.  Microrelato concurso - Microterrores Podéis encontrar el libro aquí: http://www.diversidadliteraria.com/libreria/microterrores-oct-2014/

Otra víctima más

Tiempo atrás todo eran besos y caricias. Un amor tierno y sencillo. Luego llegaron los celos, la posesión y las peleas. Sonia ha sido la víctima número 37. Otra mujer inocente asesinada por su pareja. Otra víctima de la violencia de género. Esto que narro no es ficción, es una realidad que vivimos día tras día. Una pesadilla a la que están sometidas miles de mujeres. Cárceles sentimentales, de barrotes “invisibles” y verdugos de sonrisas gigantes, son las condiciones a las que deben de sobrevivir . Y no solo son las palizas, los golpes, los hematomas… es la violencia verbal que se ejerce, la anulación de la mujer, la coacción, el miedo, la ofensa, la desacreditación, la difamación, las amenazas, los reproches, la privación arbitraria de la libertad… son tantos los mecanismos y herramientas de las que disponen los varones para amedrentarlas. Sonia no denunció. No pudo llamar a la policía. No tuvo tiempo ni de gritar socorro, o fuego, como le enseñaron sus compañeras en cursos de autode

Cabellos dorados

Y me enredo en las profundidades de esos cabellos dorados. Dentro de ese remolino de mechones se esconden los sueños y pesadillas de su alegre cabeza. Camino a través de las mollosas madejas, vuelo colgada de las lianas de su brillante pelambre y duermo recostada sobre su flequillo, besando su frente con mi diminuto cuerpo. Yo solo busco una cosa, dentro de esa maraña de pelos locos se encuentran las ideas que se escapan de su mente, las imágenes y sensaciones de un intelecto brillante, las notas de música que trepan por su garganta. Su sabiduría me atrapa, me enamora y me inmoviliza. Y aquí estoy sentada sobre sus rizos, empapándome de toda esa luz que irradian sus ilusiones crepusculares. 

Automático

Voy por la vida con el piloto automático puesto. Camino rápida, sin mirar lo que el mundo me ofrece. Cabizbaja a mí destino, a cumplir con mi jornada, mis obligaciones diarias, mis quehaceres rutinarios. No soy consciente de todo lo que pierdo con ello. Solo hago, no pienso. No actúo, obedezco. Pero hay días en los que dejo volar mi imaginación. Mi mente se siente libre. Y camino tranquila, con la cabeza bien alta, disfrutando de la vida. Intensa, brillante y pura.