Otra víctima más
Tiempo
atrás todo eran besos y caricias. Un amor tierno y sencillo. Luego llegaron los
celos, la posesión y las peleas. Sonia ha sido la víctima número 37. Otra mujer
inocente asesinada por su pareja. Otra víctima de la violencia de género. Esto
que narro no es ficción, es una realidad que vivimos día tras día. Una
pesadilla a la que están sometidas miles de mujeres. Cárceles sentimentales, de
barrotes “invisibles” y verdugos de sonrisas gigantes, son las condiciones a
las que deben de sobrevivir. Y no solo
son las palizas, los golpes, los hematomas… es la violencia verbal que se ejerce,
la anulación de la mujer, la coacción, el miedo, la ofensa, la desacreditación,
la difamación, las amenazas, los reproches, la privación arbitraria de la
libertad… son tantos los mecanismos y herramientas de las que disponen los
varones para amedrentarlas. Sonia no denunció. No pudo llamar a la policía. No
tuvo tiempo ni de gritar socorro, o fuego, como le enseñaron sus compañeras en
cursos de autodefensa. Fueron sus vecinos los que escucharon la disputa.
Pensaron que les habían entrado a robar, pues jamás habían oído tanto escándalo
en su preciosa casa de relación externamente intachable. Una pareja joven, que lucía
una fachada blanca, pulcra y lisa, pero de cimientos oscuros, tortuosos y
pútridos. Richard, su compañero, y asesino de la misma, se encargo de hacerla
sufrir. Destrozó la casa, rompiéndolo todo. Acabó con todo aquello que para
ella era importante: sus dibujos, sus libros, sus vinilos, su trabajo, la
habitación de su futura hija… todo. Con un bate de béisbol rompió los azulejos
de la cocina y la golpeo hasta dejarla semi-inconsciente, arrancó las baldosas
del baño con unas tenazas y con ellas arranco sus cabellos, despedazó el sofá
con el mismo cuchillo que corto su garganta, pateó los espejos de la casa como pataleó
sobre su abultado abdomen, causándole un aborto de forma automática… La
torturó, la violó, la vejó, incluso la orinó (marcando su propiedad, ella) y
finalmente, la mató. Y no le dio tiempo a prenderle fuego, pues fue en ese
momento preciso, en que la policía entró en el domicilio destrozado, con un
fuerte aroma a queroseno.
Ahora
dice que se arrepiente. Que no era consciente de sus actos. Que el culpable fue
el alcohol que llevaba dentro del cuerpo y no él mismo. Que él jamás le hubiera
hecho daño. Que los demonios de su locura le arrastraron a ello. Que estaba
deprimido y que bebía para acallar las voces que gritaban en su cabeza. Que
ella le insultó, le cabreó… y no tuvo otra opción. Que la culpa fue de ella,
siempre de ella. ¿Quién si no tendría la culpa? Ya lo dicen los vecinos “No
podemos creerlo. Es un chaval ejemplar, admirable y de reputación intachable.
Sensato, simpático y de buen ver” “Siempre nos ayuda con la compra, a subir los
cuatro pisos sin ascensor” “Cuida a nuestros hijos algunas noches, para que
nosotros podamos salir. Él nos decía que también le venía bien, pues así
practicaba para su futuro retoño”
Los psicólogos, después de
análisis exhaustivos del comportamiento del criminal, han concluido que “El
sujeto exhibe un encanto superficial y locuacidad que caracteriza a la mayoría
de los sujetos diagnosticados con el trastorno de la psicopatía. Es visto y reconocido como un individuo socialmente considerado. Demuestra un desapego a las leyes o las normas
morales, bajo sentido del derecho de los demás (sobretodo hacías las mujeres, a
las cuales considera inferiores), falta de sentimiento de culpa o de
remordimiento y una tendencia por el comportamiento violento. Su consumo de
alcohol en grandes cantidades pudo influir en la violencia de sus actos. El
individuo a su vez muestra un claro trastorno afectivo bipolar. El trastorno
bipolar implica períodos de manía o hipomanía con períodos de depresión mayor.
Son cambios extremos en el estado de ánimo entre los cuales, normalmente, suele
haber una relativa estabilidad anímica. Los patrones de cambios del estado de
ánimo pueden ser cíclicos, comenzando a menudo con una manía que termina en una
depresión profunda. En ocasiones pueden predominar los episodios maníacos o los
depresivos”.
Su abogados han jugado
bien sus cartas y con la premisa de “Él no era consciente de sus actos. Fue el
alcohol y su depresión la que le llevo a la locura. Ya lo dicen sus conocidos,
es un hombre de reputación intachable”, ha conseguido escaparse de la prisión. Un
jurado machista y retrógrado lo ha absuelto de su crimen, por lo que ha sido
internado en una unidad especial de trastornos mentales, donde se le ayudará a
controlar su violencia y le darán terapia emocional. Si demuestra avances
durante su estancia en el centro, estará ingresado menos de dos años y medio.
Mientras tanto Sonia esta
muerta. Siendo un número más. Otra victima de la violencia machista, de los
micromachismos, del acoso callejero y laboral, del “tradicional” piropo, de
tocamientos indebidos y miradas lascivas, de la imposibilidad de andar por las
calles sin miedo, tranquila, d en definitiva, de la violencia de género, una
violencia que cae sobre las mujeres como un mazo, aplastando su espíritu, su
ilusión y sus vidas.
No
somos números, somos personas, somos mujeres. No solo se nos tiene que
contabilizar. Se deben de buscar medidas para erradicar estas situaciones. Para
que quede de nosotras más que un zapato, en una estancia gris y sin vida.
Paula ha sido la victima 58. Rocio ha sido la victima 87. Suzanne ha sido
la…
“La violencia contra las mujeres no
es exclusiva de ningún sistema político o económico; se da en todas las
sociedades del mundo y sin distinción de posición económica, raza o cultura.
Las estructuras de poder de la sociedad que la perpetúan se caracterizan por su
profundo arraigo y su intransigencia. En todo el mundo, la violencia o las
amenazas de violencia impiden a las mujeres ejercitar sus derechos humanos y
disfrutar de ellos” - Amnistía Internacional, Está en nuestras manos. No
más violencia contra las mujeres.
Que duro relato y que rabia da leer cosas como estas, porque es tan horrible e injusto...
ResponderEliminarEsta muy bien escrito y muy riguroso, sobretodo la parte del analisis psicologico.