Amistad

El muñeco espera todo el día la llegada de su amiga. Esta tumbado sobre la almohada, mirando el techo, sin saber que hacer. Ocho horas sin ella, sin poder olerla, sentirla, quererla. Lo único que puede hacer es enredarse en pensamientos que le aterran. ¿Y si no vuelve a casa? ¿y si no le abraza esa noche porqué comparte la cama con otro? Llora desconsolado, pues la necesita cerca. Oye ruidos, es ella. Se abalanza sobre la cama, a su lado, y suspira cansada. Ha tenido un día largo. El muñeco la siente cerca pero a su vez muy lejos, demasiado lejos. Extiende sus brazos, pero no llega  ella. Le duele su corazón de felpa. Ella cierra los ojos y respira tranquila. Lo busca a ciegas con sus manos, y lo agarra con delicadeza. Besa sus labios y lo abraza. Lo alza con sus manos y le sonríe con ternura. El muñeco se siente vivo, feliz. Lo lanza y lo recoge varias veces. La habitación se llena de sus risas, carcajadas y bellas sonrisas. Lo coloca en su pecho y le susurra al oído un suave te quiero. Se quedan dormidos, el uno sobre el otro, disfrutando de la calma de ese magnifico momento. 

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