Ella

Le dijeron que no se podía fumar. Así que bajó del autobús, pero antes de ello, le tiró al conductor humo sangriento desde el agujero que se podía ver en su garganta. La traqueotomía era el colgante que decoraba su cuello. Profunda, rojiza y llena de vapor. Yo baje rauda tras de ella. Quería saber quién era esa mujer tan peculiar. Ella no se sorprendió de que la siguiera, todo lo contrario, parecía saberlo. Y así la conocí. Mi musa, mi diva, mi amante. La hemos perdido, pero nunca perderemos su labor, su fuerza y pasión que dejó en vida. 

Microrelato para el concurso Focus in Women

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Qué hace un bolchevique cuando se zambulle en el Mar Rojo?

Chicago en llamas

Ensoñación (anti)capitalista