Subasta
La calavera estaba valorada en más de seis mil euros. Los fanáticos del asesino habían reunido tremendas cantidades de dinero para conseguir el esqueleto completo. Se decía que en esos huesos se encontraban los grandes secretos. Obviamente la subasta era clandestina, pero la voz había corrido rápida por esa triste y gris ciudad. Los miembros de la realeza, policías y gentes admiradas estaban allí, golpeándose entre ellos, gritando como energúmenos, zarandeándose brutalmente. Todo, por conseguir los divinos huesos. Un gallinero con una asombrosa falta de humanidad. De golpe, las cuencas vacías de la calavera se iluminaron, cegando a los presentes. La sala enmudeció, el alboroto ceso y la calavera salió de esa habitación llena de cenizas y corrupción.
Microrelato para el concurso de La pulga editorial - Certamen El abreviadero
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