La sin nombre
—Si no me nombras es como si no existiera. Deja de llamarme con todos esos apelativos cariñosos y di mi nombre.
—Cariño, bombón, ricura.
— ¡Basta! ¡Dilo!
—Lo siento, es que ya no lo recuerdo.
Y de este modo se desvaneció frente a sus ojos, como el humo de su cigarrillo.
—Cariño, bombón, ricura.
— ¡Basta! ¡Dilo!
—Lo siento, es que ya no lo recuerdo.
Y de este modo se desvaneció frente a sus ojos, como el humo de su cigarrillo.
Relato de 50 palabras - http://www.cincuentapalabras.com/2016/03/la-sin-nombre.html
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