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Mostrando entradas de 2017

La gaviota

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El mar estaba tan calmado como siempre pero los peces flotaban, muertos, en un agua contaminada por el hombre. Armando, pescador de toda la vida, se dirigió triste a través de ese piélago envenenado. Cruzo con su velero el Mediterráneo durante varios meses, sin encontrar vida alguna en esa densa mar. Los animales que vivían en esas aguas habían sido presas del capitalismo aniquilador, disfrazado de éxito. En todos esos días pudo vislumbrar a una gaviota, que le siguió durante su travesía por los horrores del progreso.   Ilustración de Jose Luis Rico Para leerla online: https://www.yumpu.com/…/…/view/59579031/ve-37-diciembre-2017 Para descargarla en formato pdf: http://www.mediafire.com/…/bznk5qn…/VE-37+DICIEMBRE+2017.pdf

Darse de baja

—Entregue el formulario C1 en la mesa A y el formulario O5 por e-mail . Adjunte fotocopia del DNI, dos facturas y tres fotos de carnet. —¡Yo solo quiero darme de baja! —Entonces rellene el impreso X y también necesitaremos una muestra de su ADN. Buenos días. ¡Siguiente! Microrelato para 50 palabras - http://www.cincuentapalabras.com/2017/12/darse-de-baja.html?showComment=1512662561277#c1031832626924443985 

La repulsa

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Las cuatro hermanas, de piel blanquecina y cuerpos delgados, habitaban en los bosques de Nueva Escocia. Algunas pensaban que eran vampiresas que salían a la luz de la luna, otras fantasmas que caminaban en las sombras pegajosas. Contaban mil patrañas sobre ellas. Qué si brujas, qué si ladronas, que sí monstruos del estanque… siempre con sed de muerte y destrucción. Nadie pudo ver la realidad. Mujeres que se habían alejado de una sociedad que las culpaba, victimizaba, atacaba por el simple hecho de haber nacido hembras. Los ciudadanos preferían tejer complicadas falacias, crear el miedo y la tensión, mientras sembraban el odio con cada una de sus palabras dañinas. Y es por eso que decidieron marchar y vivir en las profundidades, esconderse en los montes, caminar por los valles y bañar sus cuerpos en los ríos que desdibujaban sus figuras y su historia.  Fotografía de Tim Walker

La era digital

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Dedicado a Nicolás Jarque Alegre Consumía pornografía, no por lo porno en sí, sino por aquello que llaman postporno .  Ilustración de Paco Tuercas

El entierro

El taconeo. El taconeo sobre una tumba rota con un cuerpo caliente. El jadeo del público que se ahoga en una mar de lágrimas. La banda suena y el nicho se nutre de las plegarias y rezos de los asistentes. La danza de los muertos mecida por el aire que acaricia las amarillentas hojas del cementerio del barrio. Un grupo de pájaros sobrevuelan confusos al son del cajón flamenco. El negro, como marca de luto impuesto, no se observa en este encuentro de caras conocidas y desconocidas. Los niños corren entre las viejas calles, golpeando las estatuas y sepulcros de su alrededor. Las madres les regañan ante su falta de decoro cuando la muerte asoma. La poesía aflora, se despliegan los discursos sobre el difunto. Hablan sus parientes más cercanos. Su vieja madre maldice a los dioses que arrebataron la vida de su hijo, aún joven e inexperto. Sus hermanos rememoran sus primeros pasos en el baile, su pasión en el escenario, su presencia y soltura. Su amante no puede expresar palabra

Donde solíamos amar

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Las viejas calles del barrio del Carmen ocultan los secretos de los amantes, de las personas heridas por el amor descortés. La gente ocupa sus arterías, entre risas y cigarros. Un vendedor regala rosas al final de su jornada. Russafa rezuma rabia e infidelidad nocturna. Sus besos saben a cerveza y su cuerpo se mueve al son de los flashes cegadores. El Cabanyal lame la aflicción con sal y sol. Meciéndonos con las aguas del Mediterráneo, cubriendo nuestros pensamientos de arena cálida. En Zaidía cruzamos miradas cuando pedaleamos nuestras bicicletas. Decidimos perdernos a través del río. Nos fundimos con la lluvia y la niebla nocturna que oculta a los marginados. Aquellos que nadie quiere ver su amor. Los barrios de Valencia se unen entre sí, dejando que los enamorados transiten de un lugar a otro. Patraix abraza a Jesús, pero este siente un especial interés por la Ciutat Vella, que le muestra sus rincones más antiguos. En Benimaclet se organizan festejos. Todas salen a la

Construyendo un hogar

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Había enterrado tantos trozos de él en la casa que la paredes parecían hablar, moverse, señalarle con sus extremidades amputadas... Sus ojos le observaban desde cualquier ángulo del hogar, y los susurros nocturnos le perseguían en sus amargos sueños. El piano sonaba todas las noches a la misma hora, estridente, haciendo que su corazón saltara en ese pecho dolorido. No lo mató por qué no lo quisiera, lo mató por qué no quería que se marchara. Sabía que estaba pensando en abandonarle, que había conocido a otra persona – o eso decían las malas lenguas, aunque la verdad era que necesitaba saciar sus apetitos por alcanzar el éxito laboral. Había visto el billete de avión y la maleta escondida en el altillo. ¿Por qué quería irse tan lejos? ¿por qué no le explicaba lo que sentía? Si él huía de esa vivienda ya no sería el paraíso que habían construido juntos, a pesar de las dificultades acaecidas. No tuvo otra alternativa – o eso le decía su mente desquiciada. Tuvo que cortarle la

La obra

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El reestreno de La Gioconda estuvo cargado de giros inesperados. El público, conformado por grandes celebridades y gentes del mundo del arte, quedó conmocionado ante la asombrosa y locuaz representación del equipo. Nunca pudieron captar el entresijo enmarañado de emociones, traiciones y crueldad dada por el director de la bella obra. La música, elemento detonador para borrar sus consciencias y guiarles hacía la ruina, era el arma usada por un enfermo con sed de venganza. El continuo rechazo de la población a sus escritos hizo que fuera encerrado durante años en un centro donde se trataban trastornos mentales graves. Él jamás quiso mejorar, y durante su estancia en el infierno institucional trazó la represalia más cruel y sanguinaria jamás narrada. Constituyó un elenco de actores y actrices poco conocidos y los forjó en el arte narrativo, en la representación teatral, en la danza y el canto, y sobretodo, inyectó en su subconsciente el germen de la vendetta. Fueron muchas l

Transición de identidades

C uando me hablas no solo te comunicas conmigo, conversas con todos los que viven dentro de mí. Cada día somos más. Está Jack, con su síndrome de Estocolmo -un día Laurence le raptó y este se enamoró de él- y Anna, que sufre de trastorno obsesivo compulsivo. Somos seres complejos que habitan un mismo cuerpo. Lo sabemos. Es difícil convivir todas juntas, pero lo intentamos. Ha habido muchos conflictos entre nosotras. Una vez Bob, bellaco misántropo, tatuó nuestro cuello con unas espantosas golondrinas y el enfermo de Richie solo hace que inundar nuestro hígado con whiskey . Por esa razón les he mandado callar a todas. Necesito poder tener un momento para ser yo, la primera voz que siempre existió en este abarrotado cuerpo. Pero es más complicado de lo que parece. Su fuerza se está incrementando y esto que intento explicarte me está costando la vida. Cada palabra que escribo en esta roída libreta, la siento como mi mensaje sanador, el mantra que narro para poder silenciar sus voces y esc